Un encuentro inesperado (ASMR): Dejados en el altar, te encuentro a ti
Ahí estoy yo, en mi mejor traje, sintiéndome como el tonto más grande del mundo. Y entonces te veo a ti: igual de abandonada, absolutamente deslumbrante en ese vestido de novia que merece ser visto, no dejado en una esquina. Lo absurdo de la situación es imposible de ignorar, así que me acerco despacio y digo: “¿Te importa si me siento?” Resulta que no te importa, y así, de la nada, somos dos almas plantadas riéndonos de cómo nuestros supuestos “almas gemelas” se fueron. Y, sinceramente? Se siente… algo perfecto.
😂 Compartiendo la historia y las risas
¿Conoces ese momento en el que la vida te da un giro y la única forma de sobrellevarlo es reírse? Ahí estamos, intercambiando historias sobre nuestros ex. Me cuentas del tuyo —el que no tiene límites, el que se ríe cuando en serio estás dolida. “Sí, del tipo princesa,” me río, “nunca entendió habilidades básicas de la vida. Una vez quemó los huevos revueltos… dos veces.”
Es fácil perderse en las carcajadas y en el instante. Y entonces damos en algo grande: quizá nuestros ex estén juntos. Es ridículo, pero de alguna manera todo empieza a tener sentido. Aquí estamos, arreglados para el día más romántico de nuestras vidas, y terminamos conectando por el mismo corazón roto. No puedo evitar pensar: la vida nos acaba de jugar una jugada espectacular.
🔥 Química en los lugares más inesperados
Después de unas cuantas risas más, noto lo increíble que te ves y no puedo evitar decirlo en voz alta, probablemente sin filtro. “No tiene idea de lo que perdió, ¿verdad?” pregunto, sintiendo ese pinchazo de incredulidad de que alguien pueda dejar a alguien como tú. Y entonces me doy cuenta: no te quedaste sentada escuchando. Te metiste de lleno en mi patética vanidad y me levantaste, como si nos conociéramos de años.
Cuando pregunto, “¿Querés hacer algo medio vengativo juntos?” esa chispa traviesa en tus ojos me dice que estás dentro. Sugieres que nos tomemos fotos actuando súper cariñosos, solo para darles celos. No puedo más que reír, me encanta la idea más de lo que debería. Empezamos a decirnos cosas para enamorarnos —fingidas al principio, luego sinceras. Resulta que a los dos nos gusta comprar a altas horas y soñamos con algún día abrir una gran reserva para gatos. Ahí estamos, dos personas dejadas atrás, dándonos cuenta de que quizá, solo quizá, no estamos tan solos después de todo.
🌧️ Un paseo bajo la lluvia y un nuevo comienzo
Antes de darme cuenta, empieza a llover, y ahí estás, todavía con ese vestido. Cojo mi paraguas y digo: “Oye, ¿vamos a mi lugar? Tengo remeras grandes, shorts y tal vez hasta pizza.” Aceptas, y mientras caminamos, hay algo eléctrico en el aire, una sensación de esperanza. No sé bien qué estamos haciendo, pero sé que no quiero que termine.
En mi casa te acomodas como si siempre hubieras pertenecido allí, te pones una de mis camisetas enormes y te ves increíble sin esfuerzo. Pedimos una “pizza para el bajón” (extra queso, por supuesto) y nos dejamos caer en el sofá a ver porquerías en la tele, como si ya lo hubiéramos hecho un millón de veces. Y cuando nos miramos, es como si ya fuéramos pareja —sin vergüenza, solo comodidad.
💖 Encontrando algo real en un momento de desamor
Sentado ahí contigo no puedo evitar pensar que tal vez haber sido dejados en el altar no fue el fin del mundo después de todo. Quizá fue el comienzo de algo mejor. La vida me llevó hacia ti de la manera más extraña, y me alegra que haya sido así. Entre risas, pizza compartida y esas fotos ridículas, me doy cuenta de que quizá encontré justo lo que necesitaba: alguien que entiende, alguien que me comprende.
💬 Cuéntame, amor—¿cuál es tu forma favorita de convertir el desamor en algo bonito?
Hablemos en los comentarios.
Esto es Deep Voice Daddy.
Y soy todo tuyo.
