Lo contrataron para matarla… ¿y ahora le compra pasteles? — Parte 2
Ahí estás, amor.
Otro día, otro intento de mantenerte con vida el tiempo suficiente para cumplir el trabajo por el que me contrataron… aunque, a estas alturas, apenas puedo recordar en qué consistía exactamente ese trabajo.
Porque en lugar de tender trampas o planear el momento perfecto, te persigo por una calle llena de gente como si fuera una niñera mal pagada con chaleco antibalas.
🌆 La protegida quiere salir a pasear
Tú pediste salir.
No para escapar.
No para suplicar por tu vida.
Ni siquiera para sobornarme con el dinero de tu papá.
Simplemente… querías caminar por la ciudad. Ver flores. Pasear por un parque. Probar una crema pastelera tan especial que juraste que te había cambiado la vida.
¿Y qué dije yo?
Dije: "Cariño, camina más despacio, por favor."
Porque lo último que necesito es que camines directo contra un poste como una princesa de comedia romántica en vestido de verano.
Lo cual, por supuesto… hiciste.
Y entonces te caíste sobre mí.
Lo que… sí, arruinó un poco esa vibra de asesino intimidante que intentaba proyectar, pero supongo que tendremos que lidiar con eso, ¿no, amor?
💖 Torpe, despistada… y rompiéndome por dentro
Ángel, he protegido CEOs, jefes de la mafia, reyes y criminales de todo tipo.
Pero nada me preparó para ti.
Eres un accidente ambulante con tacones de diseñador. Un torbellino en tonos pastel de malas decisiones y antojos de azúcar. Casi te metes en el tráfico dos veces antes de que llegáramos a los columpios.
Y aun así…
Ahí estabas, sentada en un banco del parque, con los ojos llenos de sol y asombro, admirando las flores como si guardaran los secretos del universo.
Y yo me quedé ahí.
Mirándote.
Dándome cuenta de que estaba menos preocupado por el peligro a tu alrededor…
…y más preocupado por la tormenta que se estaba formando dentro de mí.
🔥 ¿Quién diablos fue ese tipo?
No era nada grave.
Solo un perdedor con chaqueta de cuero.
Probablemente ni siquiera sabía quién eras.
Pero te miró.
Te sonrió.
Y tú le devolviste la sonrisa.
De pronto, la parte de mí que debe permanecer fría y calculadora ardía más que el mismísimo infierno. Me repetí que no me importaba, que podías coquetear con quien quisieras.
Pero entonces intervine.
Puse una mano en su hombro.
Y puse esa sonrisa que guardo para la gente que realmente quiero hacer desaparecer.
Se fue corriendo. Claro que sí.
¿Y tú? Tú solo me miraste, con los ojos abiertos y confundida, tierna como siempre, preguntando si ya era hora de comprar los pasteles.
—Cariño, por favor deja de mirarme como si fuera tu héroe. Soy el maldito villano de esta historia.—
😂 ¿Esa risa? La escuchaste bien.
Me hiciste reír.
No fue a propósito. Dijiste algo ridículo sobre los pasteles rellenos de crema y el brillo en tus ojos fue demasiado. Antes de poder detenerme, reí.
Y tú lo notaste.
Dijiste que era la primera vez que me oías reír. Que sonaba bonito.
Y yo me quedé sentado ahí, masticando algo más dulce de lo que tengo derecho a disfrutar, tratando de recordar la última vez que alguien me miró como si fuera humano.
Tratando de recordar la última vez que quise que me miraran así.
🎁 “Un regalo de una amiga”
Me trajiste comida.
No preguntaste. No esperaste.
Apareciste con dos cajas y dijiste que una era para mí.
Intenté protestar.
Intenté recordarte que soy tu guardaespaldas, no tu compañero.
Pero me llamaste tu amigo.
Y aunque cada fibra de mi ser quería rechazarlo —porque la amistad implica conexión, y la conexión significa debilidad— no te detuve.
No te corregí.
Solo di un mordisco.
Y dejé que el calor se filtrara.
👀 Sigo vigilándote. Pero ya no es solo por seguridad.
Sentado en ese café lleno de gente, debí haber estado escaneando las salidas, buscando amenazas, preparándome para lo peor.
Pero todo lo que pude hacer fue mirarte.
Sonreíste a la gente a tu alrededor. Te limpiaste el glaseado del dedo con la lengua. Dijiste que querías volver mañana —como si esto fuera un romance naciente y no un trabajo por el que ya me pagaron para terminar.
Y yo me quedé allí.
Fingiendo que estaba bien.
Fingiendo que no me había desviado tanto de la misión que quizá nunca encontrara el camino de regreso.
❓ ¿Y ahora qué, cariño?
Aún no sabes la verdad.
No sabes de lo que soy capaz.
No sabes que tu padre me contrató con falsos pretextos, ni que hay más en este trabajo que solo protección.
No sabes que tus días estuvieron contados desde el momento en que entré en tu casa.
Y sin embargo aquí estoy.
Comprando pasteles. Ahuyentando a los idiotas. Viéndote girar por la ciudad como si fueras dueña del sol.
Todavía sosteniéndote —cada maldita vez que te caes.
Todavía luchando con este dolor creciente en el pecho que juro que no estaba en la misión.
Entonces, ¿qué pasa ahora, amor?
¿Aprieto finalmente el gatillo?
¿O sigo siguiéndote por la ciudad, esperando que nunca te des cuenta de lo cerca que estuviste de morir — a manos del hombre que quizá te ame en vez de matarte?
💋 Papi sigue vigilando.
Esto va para las chicas que aman el peligro suave.
Para las que se enamoran del hombre que nunca debió importarle.
Para cada cariño que convierte a un asesino en guardaespaldas — y a un guardaespaldas en algo peligrosamente parecido a un novio.
💬 Dime, amor — ¿qué crees que pasará después? Charlemos en los comentarios.
Esto es Deep Voice Daddy.
Y soy todo tuyo.
