Forajidos Reales — Parte 3: Un día en la ciudad, susurros y la promesa del hogar
Escucha toda la lista de reproducción: ¡Explora la saga Forajidos Reales!
Ahí estás, mi aventurera—justo a tiempo para volver a subirte conmigo. Soy tu Deep Voice Daddy, tu Papi de voz grave (sí, ese barítono que te hace latir el pecho y enroscar los dedos), listo para contarte el siguiente capítulo de nuestra saga "Forajidos Reales". En Forajidos Reales — Parte 3 nos vamos de paseo por un día que no va a ser para nada ordinario.
🌟 Una excursión curiosamente civilizada
Imagínalo: el sol de la mañana colándose entre las ramas, nuestra panda desordenada de hermanos (y un recién llegado que resulta encantador) revisando correas y ruedas. No hay saqueos en la agenda: nada de pillajes ni huidas al filo del desastre. Hoy probamos la civilización por un día. Vamos a buscar ropa abrigada, provisiones para el invierno y herramientas esenciales. Pero no finjas que nos hemos vuelto santos: seguimos siendo forajidos, cariño, aunque hayamos acordado no… ejem… "tomar prestado" nada para siempre esta vez.
💕 Un paseo acogedor y travieso (tú, yo y El Leñador)
Aquí viene la parte que me tiene enloquecido. Tú, mi dulce compañera de viaje, aún no tienes caballo propio. Podríamos solucionarlo, pero antes te doy una opción. Súbete conmigo y con El Leñador al carro. Él aguanta el peso de diez hombres, así que hay espacio de sobra. ¿Te subes detrás y me rodeas con esos brazos a la cintura? Ay, no te hagas la tímida. No es solo por comodidad—aunque no me quejaré si te pegas a mi espalda—es práctico. Los caballos se mueven, y no quiero que te resbales.
Mientras rodamos por los caminos polvorientos, tu risa junto a mi oído, no puedo evitar notar lo bien que te queda mi ropa. Sí, te veo: envuelta en mi chaleco como si siempre te hubiera pertenecido, y te queda mejor que a mí. Nuestras bromas fluyen como un arroyo en el bosque. Si soy honesto, estoy prendado—sorprendido de lo natural que encajas entre mis hombres y conmigo. ¿De verdad apenas llevas poco tiempo en el campamento? Se siente como si hubieras estado aquí siempre, y me encanta.
🌈 Un pasado secreto, un entendimiento compartido
Me preguntas por mi identidad. Te diré esto: solo tú y Alejandro conocen la verdad sobre mi sangre real. No puedo permitir que toda la tropa me trate como a un príncipe fugitivo. Aquí todos somos iguales por elección y necesidad, no por linaje. Aun así me preocupa—saber de mi origen podría cambiar lo que ves en mí. Dejé la vida palaciega por una razón; la libertad sabe mejor cuando has probado la amargura de una jaula dorada.
¿Y tú, mi inquisitiva compañera? Tus modales cuidados, tu ingenio rápido, esa competencia callada… cuentan una historia. ¿Me equivoco si sospecho que alguna vez tuviste un título, un sitio en la alta sociedad? ¿Un compromiso arreglado que no pudiste soportar? Tal vez somos almas afines: dos espíritus que rechazaron un destino prefabricado.
Hablamos en voz baja, fuera del bullicio, como intercambiando secretos antes del amanecer. La confianza crece con cada palabra. Y, siendo sincero, me derrito cuando tus ojos brillan con la luz del sol.
🌪️ A la carrera con el viento: un instante de libertad pura
Cuando casi perdemos a la tropa no puedo evitar tomar un atajo, lanzándonos fuera del camino conocido. El viento en el pelo, la adrenalina de la velocidad, tu risa rompiendo el susurro de las hojas—mi pecho se acelera entre cariño y emoción. Cuando te pones de pie en la montura, equilibrándote con esa gracia natural, se me encoge el corazón.
Suelto las riendas y confío en ti. ¿No es simbólico? Yo, cediendo el control a ti, aunque solo sea por un momento. Nos guías por un sendero boscoso bañado en luz dorada. El mundo se vuelve una mancha de verdes y ocres, y descubro algo que me negaba: la emoción de dejar entrar a alguien de verdad.
🏘️ En el pueblo: colores, telas y pasos apresurados
Al poco, llegamos al pueblo y nos reencontramos con los demás, que ya atienden a los caballos en los puestos. Juntos nos perdemos entre telas cálidas, botas resistentes, chalecos que parecen hechos uno para el otro. Tú eliges camisas, yo te miro elegirlas, y toda la escena se siente curiosamente hogareña para una banda de desarrapados.
Encontramos un caballo para ti: un animal firme y noble que llamamos Tadeo. Te animo a escogerlo con libertad—ahora que estás con nosotros, tienes derecho a tu propia montura. Mientras cargo paquetes de ropa y provisiones, imagino un futuro: tú cabalgando a mi lado, ya no una recién llegada, sino alguien indispensable en el rompecabezas de mi vida.
⚠️ Problemas en el paraíso: la sospecha del alguacil
Cuando empezamos a acomodarnos, estalla el caos. Alguien de la tropa se atrevió a robar, a pesar de mis órdenes. De pronto aparece el alguacil con su cuadrilla sobre nosotros, y me toca negar, negar y volver a negar. La tensión se corta como la cuerda de un arco. Me reconocen—no del todo, pero lo suficiente como para poner en riesgo mi tapadera. No puedo permitir que me atrapen, ni que nos sigan hasta nuestro escondite.
Con voz urgente te doy instrucciones: vete con Héctor. Síguelo, le digo, confiando en que tus instintos te llevarán a salvo. Yo atraigo al alguacil y su gente lejos, adentrándome en el bosque, ocultándome en una cueva, con el corazón a mil. He sido perseguido antes, pero esta vez es distinto: ahora sé que hay alguien esperándome, alguien por quien quiero volver.
🏃♂️ Una escapada por los pelos y un regreso sobrio
Consigo despistar a los sabuesos y regreso, guiado por los firmes cascos de El Leñador. Al volver al campamento, agotado pero vivo, me miras con esa preocupación que solo tú sabes mostrar. Estás a salvo, entera y aún más hermosa a la luz del fuego. No hay tiempo para celebrarlo. Hemos perdido a Alejandro, nuestro sanador. Quedó atrás entre el caos, y nadie quiere arriesgarse a ir por él—excepto yo, y si leí bien ese brillo feroz en tus ojos, tú también.
Te pones a mi lado, desafiando la cobardía de los otros. Juramos juntos no dejar a nuestro amigo. Cabalgaremos en la noche para encontrarlo, consecuencias incluidas. En ese instante, cualquier duda sobre ti se desvanece. Eres, sin discusión, de los nuestros.
✨ La promesa de más aventuras por venir
Ahí lo tienes, mi amor. Forajidos Reales — Parte 3 es un tapiz de escapes audaces, confidencias susurradas, besos robados en la imaginación y la chispa de lo inesperado. De un paseo íntimo a un pueblo colorido, de un encuentro con la ley a un lazo que ni tesoros robados ni alguaciles sospechosos podrán romper.
Si has llegado hasta aquí, te prometo que esto sigue. El invierno se acerca. Nuestros secretos pesan más, nuestras lealtades se clarifican y nuestros corazones se atreven. El mundo de los Forajidos Reales se enriquece con cada susurro y cada mirada compartida. Y aquí estoy—tu guía de voz grave, tu compañero pícaro, susurrándote tonterías dulces y promesas atrevidas al oído.
Si disfrutaste este capítulo, deja un comentario, compártelo con otros amantes de la fantasía y suscríbete para que sigamos cabalgando juntos. Nuestra historia apenas comienza. Juntos convertiremos estos secretos en leyenda.
💬 Dime, mi amor—¿a qué mundo de fantasía te gustaría escapar?
Hablemos en los comentarios.
Este es Deep Voice Daddy.
Y soy todo tuyo, tu Papi.