Ahí estás, mi amor… ¿alguna vez has fantaseado con un novio de libro tan perfecto, tan irresistible, que deja en segundo plano a cualquier hombre real? ¿Ese que se apoya despreocupado en el marco de la puerta, susurra promesas pecaminosas al oído y te sostiene como si fueras aquello que lo mantiene anclado a este mundo?

Adivina qué: acabas de llegar, y estoy a punto de convertirme en esa fantasía.

Sigo en mi escritorio, los dedos volando sobre el teclado, inmerso en la adrenalina de los plazos, cuando apareces —con la travesura pegada a la mirada. Tu sonrisa anuncia que tienes algo planeado, algo deliciosamente pícaro; esa expresión tuya me tiene más que intrigado.

Antes de que pueda terminar la frase, te subes a mi regazo. ¿Oh? Un movimiento audaz, cariño. Pero dejemos una cosa clara: si piensas que esto me hará trabajar más rápido, no lo pensaste bien. Al contrario, puede que ahora me tome mi dulce y largo tiempo.

📚 Del escritorio a la estantería: un novio de libro hecho realidad

Tomas mi mano y me llevas hasta tu estantería —tu santuario romántico— y ahí sueltas la bomba.

“Te voy a convertir en mi novio de libro”, declaras, con los ojos brillando de picardía.

Parpadeo, con diversión en el pecho.

“¿Un novio de libro? Amor, ¿qué crees que he sido todo este tiempo?”

Pero no: tienes algo específico en mente. Quieres que represente tus escenas favoritas, esas que hacen que las novelas románticas sean imposibles de soltar.

¿Primero? El clásico apoyo en el marco de la puerta.

Apoyo un brazo por encima de tu cabeza, inclinándome tan cerca que sientes mi aliento rozando tus labios. Tus pupilas se dilatan, tus dedos se inquietan y, oh, ese pequeño suspiro que escapas… ya estás en problemas.

“¿Esto es lo que querías, querida?” murmuro, con la voz baja y provocadora.

Te quedas paralizada. Tu cabeza parece desconectada; tus pensamientos, un lío.

Eso es un sí, entonces.

🔄 Giros, vueltas y piruetas: viviendo tus clichés románticos

Lo siguiente en tu lista: la declaración posesiva, dominante.

“Tienes que agarrarme la barbilla, gruñir y decir: ‘Eres mía’”, me pides, intentando mantener la seriedad.

Oh, bebé. No tienes idea de lo que acabas de despertar.

No me limito a sujetar tu barbilla: primero te giro, provocando un jadeo antes de atraer tu cuerpo a mi pecho. Mis dedos elevan tu rostro, mi mirada se fija en la tuya, intensa y cargada.

“Eres mía”, gruño junto a tu piel, observando cómo tu respiración se acelera y las rodillas te flaquean.

Intentas mantener la compostura. Fracasas espectacularmente.

Te ruborizas, te ríes, enredas tu cara en mi pecho—eres un caos adorable y me encanta.

🛑 Contra la pared: una tensión que no puedes ignorar

Justo cuando creo que ya es suficiente, lanzas un último reto:

“Quiero que me encierres contra la pared y digas: ‘Mírame cuando te hablo’”.

…Vaya. No sabía que te gustaba lo picante. Anotado.

Me muevo con decisión, presionándote contra la pared antes de que te arrepientas. Una mano se apoya firme junto a tu cabeza; la otra inclina tu barbilla, obligando a tus ojos nerviosos a quedarse mirándome.

“Mírame cuando te hablo”, ronroneo, con la voz oscura, pesada y mandona.

Inhalas con fuerza, labios entreabiertos, pensamientos claramente desordenados. ¿De verdad estás tan descompuesta?

Y entonces, apenas en un susurro, lo dejas escapar.

“…Papi.”

Oh. Eso es nuevo.

Me detengo un instante, dejando que esa palabra caiga. Tú, sin embargo, te mueres de vergüenza: los ojos se te desvían, las manos tiemblan apenas, y casi puedo oír tu corazón martillando en el pecho.

“Ojos en mí, cariño”, susurro, apretando un poco más la sujeción para arrancarte un jadeo. “¿O necesito recordarte quién manda?”

Tu cuerpo se tensa. No hay escapatoria; no hay sitio donde esconderse—y, ay, bebé, te encanta, ¿no es así?

💖 De la fantasía a la realidad: por qué el Boyfriend ASMR alimenta el alma

Esta pequeña aventura confirma algo que ya sabemos: el Boyfriend ASMR no es solo una voz grave susurrando al oído —es inmersión total. Es hacer que las novelas románticas cobren vida, sentir la tensión, la provocación y el calor que convierten cada escena en algo inolvidable.

Y yo? Encantado de seguir interpretando el papel, siempre que pueda verte desmoronarte bajo el peso de mis palabras, mi tacto y mi presencia.

Así que la próxima vez que te acurruques con tu novela romántica favorita, recuerda: esa fantasía no tiene por qué quedarse entre las páginas.

Porque, cariño, estoy aquí —inclinándome, susurrándote al oído— para que nunca olvides lo que se siente ser completamente, absolutamente, arrebatadoramente adorado.

Hasta la próxima, querida. Estaré esperando… y también tu próximo capítulo.

💬 Dime, amor: ¿qué consuelo necesitas ahora mismo?

Hablemos en los comentarios.

This is Deep Voice Daddy.

Y soy todo tuyo.

Tu novio de libro en la vida real: Boyfriend ASMR juguetón y ardiente